A días que parta este especial año 2008, quiero que me permita expresar por intermedio de este medio algunas reflexiones, en este significativo año, que ha dejado huella en mi.
Necesito comenzar por el sincero agradecimiento hacia tantos y tanta gente generosa que compartió conmigo un proyecto de ciudad, una promesa de sueños pendientes de quienes esperan sentirse parte de su territorio, de quienes tiene el legítimo deseo, de que la foto de postal de nuestra hermosa Valdivia, llegue a sus barrios, a su entorno, a las alejadas localidades de la costa, a la de la entrada sur o la de allá al norte, a todas partes.
Guardo una gratitud enorme a los ciudadanos, congéneres y compañeros de ruta, que abrieron sus hogares, que estuvieron, sin tiempo, sin hora, sin recurso económicos, sin cálculos, a cambio de tan sólo poner las ganas, por apostar con todo el newen que era posible hacer caminos compartidos y hacer realidad en esta capital regional un lugar donde cabemos todos.
Un singular anecdotario forman parte de esta bitácora; días con sol, otros nublados y también con frío, lluvia y desolación. De cada experiencia; un aprendizaje, de las derrotas; la fortaleza, del desanimo; el ñeke de mujer, pues había que hacer frente a embates inesperados y también a desafíos diarios.
Así, con todo ¡fueron muchas más las alegrías!
En estos días debo reconocer una nueva alegría, al constatar a través de los medios de comunicación, que muchos temas que levantamos durante la campaña, con fuerza y convicción en la participación, son hoy parte de la discusión de la comunidad valdiviana, temas que forman agenda de la reflexión de una ciudad madura, que se manifiesta ante nuestro río, al casino, al submarino, al uso de espacios públicos, la conectividad, los accesos y ojalá también mañana al derecho a los presupuestos participativos.
Como también debo decir que es motivo de satisfacción las señales de buena disposición de parte de las autoridades comunales, que manifiestan querer escuchar las propuestas que vienen de los ciudadanos de a pie, de las organizaciones sociales y comunitarias. Esto como intención a deponer, e incluso a esperar a que los proyectos sean opinantes y vinculantes con los deseos de una ciudadanía. Ya esta señal es un enorme avance.
Está claro que no se pueden trabajar de espalda a la gente, por muy buenas iniciativas que surjan. Las ideas se comparten con la comunidad, con quienes conocen los temas, con quienes pueden aportar, pues ahí está el sentido de la pertinencia, del aprendizaje y la valoración de la experiencia.
Esto es una importante parte del desarrollo, entender que la democracia es dinámica y que hay mucho por construir. Ser capaces de avanzar poniendo y deponiendo en pos de un bien para todos y poder ver lo propio, como lo de los demás .
Que buen regalo nos hacemos cuando nos permitimos hacer estos ejercicios.
Pues bien, en estas fiestas de fin de año, es mi deseo enviar un cariñoso abrazo a los miles de valdivianos que me permitieron confirmar, que son más:
quienes ponen y exponen sus vidas por causas nobles,
quienes van al encuentro de otros a compartir lo que hay,
quienes han entendido que prójimo es el próximo, el que está en nuestro camino,
quienes se levantan pese a las dificultades, dan alegría y es más, agradecen.
En fin, muchos son los que han entendido y quizás desde siempre que la Navidad se vive cada vez que nos permitimos nacer de nuevo y nos regalamos la posibilidad de ser mejores que ayer.
Cada vez que renacemos, al igual que la naturaleza con cada nuevo ciclo, le damos una nueva oportunidad a la naturaleza.
A cada uno, gracias, mil gracias porque me permitieron aprender que el sentido de lo humano, es una apuesta diaria.
Felices fiestas!
¡Muchas felicidades en Navidad y lo mejor para el 2009!
Gloria Cifuentes Cuadra
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